IoT viene del inglés “Internet Of Things”, es decir INTERNET DE LAS COSAS, pero ¿qué es exactamente?

IoT podríamos definirlo como la agrupación e interconexión de dispositivos y objetos a través de una red, donde todos los dispositivos podrían ser visibles e interaccionar.

El tipo de objetos o dispositivos podrían ser cualquiera, desde sensores y dispositivos mecánicos hasta objetos cotidianos como puede ser un frigorífico, el calzado, la ropa… Caulquier cosa que nos podamos imaginar podría ser conectada a internet e interaccionar sin necesidad de intervención humana, el objetivo por tanto, es un interacción de máquina a máquina, o lo que se conoce como una interacción M2M (machine to machine).

 

La evolución de internet ha permitido que IoT sea ya una realidad y no sólo una visión de futuro. La fama de esta tecnología radica principalmente en todas las aplicaciones y posibilidades que nos proporciona tanto para mejorar la vida cotidiana de las personas como los entornos empresariales, dónde ya se está implantando desde hace algún tiempo.

 

Por ejemplo, un frigorífico de una casa, dónde se conservan los alimentos que, a su vez, tienen una fecha de caducidad. En este escenario, se podría conectar el frigorífico a internet para que avisara al usuario a través de un teléfono móvil de cuando caducan los alimentos, si algún alimento se está cavando o simplemente el consumo de electricidad en base al número de veces que se abre la puerta del frigorífico.

Si pensamos en aplicaciones industriales, IoT es usado ya en muchas plantas de producción dónde los dispositivos y sensores conectados a la red permiten analizar los datos y generar alarmas y mensajes que son enviados a los distintos usuarios para que tomen las acciones necesarias o incluso iniciar protocolos de actuación de forma automática, sin interacción humana, para corregir o tratar dichas alarmas.

 

Términos directamente relacionados con IoT pueden ser “Smart Cities” y “Smart Buildings” donde se utilizan dispositivos de la IoT para mejorar el control del tráfico, el control de los suministros de agua y calefacción en un edificio, el control del transporte público, etc.

 

IoT está ya aquí, es una realidad, su ámbito de aplicación es muy amplio y cada día surgen más y más dispositivos que hacen posible esta tecnología. La tecnología asociada al IoT permite recoger datos y mandarlos a la red para su análisis o incluso realizar un análisis previo y después mandarlos a la red.

En este proceso de comunicación es donde IoT está evolucianando ya que uno de los escollos a salvar es el tipo de protocolo con el que se comunican dichos dispositivos, el “idioma” para comunicarse entre ellos.

Uno de los mecanismos que se ha intentado establecer es la creación de un protocolo abierto y estándar (propuesto por IBM) denominado MQTT (Message Queuing Telemetry Transport), que permite que todos los fabricantes puedan participar y soportarlo, facilitando así la comunicación entre distintos dispositivos de diferentes fabricantes.

Por otro lado, en la búsqueda de dispositivos para IoT se tienen en cuenta diversos aspectos, como el bajo consumo y que sean de pequeño tamaño, de ahí de los SoCs (Soc, System on Chip) sean una parte importante. Un SoC es un circuito integrado que contiene todos o gran parte de los módulos que tendría un ordenador. Como ejemplos de grandes fabricantes tenemos a ARM e Intel, aunque no son los únicos, existen otros como MediaTek, Qualcomm o Samsung. Adicionalmente, existen alternativas muy asequibles para todos los usuarios como Arduino que permite que un usuario pueda montarse sus propios dispositivos y circuitos de control para el hogar.

Otra parte importante de un dispositivo IoT son los sensores, el procesador y la plataforma se encargan de gestionar la información, per ésta, debe provenir de los sensores.

Finalmente, otro componente importante tecnológicamente para habilitar el IoT es la tecnología utilizada para la comunicación entre varios dispositivos cuya ubicación no sea próxima, es decir, las redes de comunicación.  “Wifi” que, auqneu admite una tas de transferencia alta, tiene un consumo alta y un bajo alcance. Otro ejemplo, sería una red movil (3G, 4G, o 5G) donde el alcance sería mayor y de menor consumo.

 

Hablar de tecnología en IoT, significa hablar de una serie de soluciones propuestas por diferentes fabricantes y que están en continua evolución. No existe una única tecnología, sino muchas de ellas que hay que analizar para adaptarlas a la solución concreta que se quiera desarrollar.

 

De acuerdo con un post de Citrix, en 2020, las mismas tecnologías que han hecho que nuestra vida personal sea tan fácil se generalizarán en la oficina y harán que la experiencia del empleado mejore. El trabajo rutinario ocupará un segundo plano respecto a las cosas estratégicas y generadoras de valor que se nos paga por hacer, ya que los dispositivos nos entregarán automáticamente los conocimientos que necesitamos, cuándo y dónde los necesitamos para hacer el trabajo, y en muchos casos, simplemente harán el trabajo por nosotros.

La digitalización constituye un gran desafío en el ámbito laboral, porque aunque contribuirá a destruir miles de empleos, también generará grandes oportunidades laborales para perfiles tecnológicos. El Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) estima en su informe “The Future of Jobs” que para 2022 las ocupaciones que han surgido al calor del desarrollo de las nuevas tecnologías habrán crecido del 16% al 27% en las grandes empresas a nivel mundial. En total, se estima que el ámbito tecnológico creará 133 millones de nuevos puestos de trabajo en el mundo en los próximos cuatro años. En el caso concreto de España, el Observatorio ADEI calcula que la automatización y la robotización podrían aumentar el número de ocupados en más de 2 millones de personas hasta 2030.

 

Una de las  áreas que se prevé crezcan más en los próximos años es la relacionada con IoT. Según las previsiones hechas por la prestigiosa publicación económica Business Insider, en 2020 habrá más de 34.000 millones de dispositivos conectados en el mundo (en 2015 existían 10.000 millones), lo que supone una media de hasta seis dispositivos conectados por cada habitante del planeta. En opinión de los expertos, esto generará un gran impacto tanto en el ámbito industrial (sobre todo en agricultura, meteorología y en el campo de la salud) como en el doméstico (electrodomésticos inteligentes, automatización de los sistemas del hogar, monitorización del estado de las casas...).

 

Según el estudio “Definition of a Research and Innovation Policy Leveraging Cloud Computing and IoT Combination” realizado por la Comisión Europea, el valor de mercado del internet de las cosas en la Unión Europea superará el trillón de euros en el año 2020. En España generará más de 65.000 millones de euros. La consultora tecnológica IDC prevé que el mercado soluciones IoT dará empleo a más de 36 millones de profesionales de la informática.